Querido Rubén Castro:
Tenía esta carta escrita desde que saltó el rumor de que ese delantero tímido y especial que llegó a Cartagena hace dos veranos procedente de Las Palmas como una apuesta, a pesar de su edad, se iba a ir al Málaga tras a una suculenta oferta que sería difícilmente rechazable para cualquiera. La escribí con la esperanza de no tener que publicarla nunca, pero por desgracia aquí está, publicada, lo cual no es una buena noticia para el FC Cartagena, que pierde mucho más que 15 goles asegurados.
Año tras año, temporada tras temporada, mercado tras mercado; siempre es lo mismo. Siempre la misma historia. Lo único verdaderamente cierto es que los futbolistas sois profesionales que os ganáis la vida jugando al fútbol POR DINERO. Y resalto lo de “por dinero” porque es vuestro trabajo, exactamente lo mismo que hacemos cada uno de nosotros, nuestros familiares, amigos o conocidos, en cada uno de nuestros oficios. Ya seas autónomo, funcionario o asalariado, salimos a trabajar cada día para intentar llevar dinero a casa para vivir lo mejor que podamos. Esto es así, aquí y en Pekín. No sé por qué nos extrañamos tanto cuando cada verano, cada mercado, los futbolistas cambiáis de equipo para mejorar vuestras condiciones económicas o cuales condiciones queráis cambiar para el bienestar vuestro o de vuestros familiares.
Podemos entrar luego en historias y ñoñerías sentimentalistas de amor a un escudo, a una ciudad, una afición, etc. Pero eso únicamente sucede en casos muy excepcionales, excepcionalísimos, si se me permite la exageración. No es lo habitual, por lo cual, en ese sentido no tengo nada que reprocharte.
Tu caso, Rubén (que no por ser el último que ha surgido, ha sido el único, ni lo será), estamos cansados de verlo en todos los equipos del mundo, todas las temporadas y a todos los niveles. Jugadores que han pasado a jugar del Barcelona al Real Madrid, del Real Madrid al Atlético, del Deportivo al Celta, del Cartagena al Murcia o viceversa. A todos ellos se les aplaude cuando llegan a su nuevo club y se les critica cuando marchan del que abandonan. Es así, esto es el fútbol, y parece que de una a otra se nos olvida.
Ahora bien, es verdad que el de futbolista no es un oficio al uso, esto del balompié es un deporte que se mueve y que se alimenta de la pasión de la gente. Es un oficio que sin la gente no tendría ningún sentido, sin la gente no existiría, Rubén. Y precisamente por eso, por la falta de respeto a la gente; a aquellos que te idolatran, que corean tu nombre, que lucen con orgullo tu camiseta, en definitiva, a aquellos que han posibilitado que tras tu dilatada carrera hoy puedas estar de vacaciones en Ibiza, tomando el sol en tu yate o disfrutando de tu chalet en primera línea de playa; es por lo que estoy decepcionado. Solamente por eso es por lo que se me cae un mito. Tonto de mí, cierto, por creer que todavía quedaban personas en este negocio de los de antaño, de los que se visten por los pies y de los que van de frente.
Las formas, si finalmente se confirma que llevas un mes sin responder a las llamadas del Cartagena, no son las mejores para salir de un club en el que, por lo “especial” de tu condición, te han tratado con mucho mimo desde que llegaste, tanto desde la directiva como por parte de la afición, tras cada gol, tras cada sustitución, en cada paseo hasta el banquillo.
Es una sensación rara esta, en la que confluyen sentimientos totalmente opuestos; por un lado, el orgullo de que un jugador como tú haya defendido nuestro escudo durante estas dos temporadas de manera totalmente impoluta e irreprochable, haciéndonos disfrutar como nunca de semejante clase ante nuestros ojos y en nuestro estadio. Por otro lado, el sinsabor de tu marcha, tan fría como tú, que nos deja heridos. Repito, no por el resultado final, sino por cómo ha acontecido todo.
No te aplaudiré a tu vuelta al Cartagonova, pero eso sí, tampoco te reprocharé nada. Permaneceré en silencio, al igual que has hecho tú, sufriendo (esta vez en contra) tus goles y tu fútbol, como estas dos últimas temporadas han hecho el resto de aficiones que te tenían enfrente cada partido que te enfrentabas a ellos. Como te dije, en lo deportivo no tengo nada que reprocharte. Me alegro por la afición de Málaga que te podrá disfrutar.
Nada más, sólo me queda despedirme de ti y desearte suerte en los últimos momentos de tu carrera.
Nos volveremos a ver en el Cartagonova.
Toda nuestra familia que sentimos y queremos a nuestro EFESE no nos merecemos toda esta espera e incertidumbre que nos has hecho pasar desde que terminó la liga.Yo tampoco te aplaudire cuando vuelvas al Carthagonova pero tampoco te silbare ,pero quiero que sepas que NO has sido justo con nuestra familia del EFESE ya que esperábamos ALGO MÁS de tu parte por todo el cariño y agasajos que has recibido de nosotros,siempre has estado entre algodones,nuestro referente,nuestra estrella y nos pagas así yéndote por la puerta de atrás sin más,no lo entendemos Rubén.Tan sólo decirte que te vaya bonito pero como en Cartagena no te van a tratar en Málaga y más con el dueño que tiene que igual os tiene 5 meses sin cobrar así es el MORO.Olvidate de meter los 15 o 20 goles por temporada como lo has hecho aquí en Cartagena y en otros equipos donde has estado.
Bueno,como grancanario y seguidor de la ud que soy…. Solo puedo decir que si los pilló por sorpresa es solo debido a que no han ido más allá a la hora de saber quién es Rubén castro.siempre ha sido un gran goleador, de los mejores, si no el mejor que he visto salir de esta isla. Pero dicho esto es un tío que debuto aquí muy joven y en primera y con todo a favor y tenía el cariño de todos, y al final salió mal y por la puerta de atrás y tocando se las bolas mirando a la grada con la primera oferta…. Nunca ha demostrado un mínimo de compromiso con el equipo de su tierra, el cual tiene un gran arraigo en la zona, lo normal es que con el resto sea igual o peor. Desde luego por aquí cariño ya no se le tiene desde el 2002 más o menos, en su vuelta la gente lo tragaba porque sabíamos de sus goles, pero nunca se le ha vuelto a cojer un gran aprecio al menos que yo note en mi entorno.