Nos contaba Duda el año pasado en una de las tertulias de “5 en pista” a las que gustosamente acudió, que nos mentiría si dijera que no tenía ese sentimiento de ruptura emocional cuando recordaba su paso de más de 17 años al mando de El Pozo Murcia.
A Duda le pasaba lo que a esas personas que terminan una relación de pareja de muchos años, en la que dejas de lado a tu familia y a tus hijos, en su suma, tu propia vida. Tenía roto el corazón y ese sentimiento se le acrecentó en sus breves incursiones en el extranjero, primero a Kuwait, y más tarde, a Italia, donde descubrió que ‘cualquier tiempo pasado sí fue mejor’. Alejado de los suyos, de la que consideraba su tierra y del fútbol sala de primer nivel, aprendió a valorar y a dignificar su tarea al mando del máximo rival de los cartageneros. El Pozo era Duda. Y Duda, era El Pozo.
Bastaba con ver con qué orgullo hablaba de su tarea en las bases de una de las probablemente mejores canteras de España, de los jugadores que había gestado en su laboratorio, de la cantidad de años que había convertido a su equipo en el máximo goleador de la Liga, de su pasión por la estrategia, para darse cuenta de que esa herida no estaba cicatrizada.
Luego de reconocer este desamor, se mostraba en la meritada tertulia ilusionado con su nuevo romance. Al contrario de las relaciones duraderas en las que la rutina y la monotonía se apoderan del día a día, nos encontramos a un técnico que se sentía joven de nuevo, con ganas de comerse el mundo, como ese cuarentón que se echa tras el divorcio a la calle a practicar ‘running’ en el entendimiento de que su nueva pareja lo va a ver más atractivo y jovial.
Tiene en sus manos una plantilla contrastada, de la que ostenta el mando supremo y absoluto en lo deportivo; unos jugadores que creen en él; y una afición, que pocas veces ha aclamado tanto a un técnico en las varias décadas de fútbol sala que venimos disfrutando en la ciudad. En definitiva, disfruta Cartagena de lo que se define como un auténtico ‘líder’. Un comandante con mando en plaza que se siente a gusto en la ciudad, con el proyecto y que tiene ante sí la oportunidad de hacer historia en la Trimilenaria ganando por primera vez un título que tanto se merece esta veterana afición.
Entrará o no la pelota, jugaremos mejor o peor, pero sí tenemos clara una cosa, este es el técnico que necesitamos para muchos años, para ser grandes, para seguir creciendo, para consolidar un proyecto verdadero de cantera y para ser un auténtico referente nacional en el fútbol sala.
Duda empieza a estar enamorado. De Cartagena, de su afición. Cualquier tiempo pasado, quizás, ya no fue mejor…
Decía Federico García Lorca que “Esperando, el nudo se deshace y la fruta madura”. La afición de Cartagena lleva mucho tiempo esperando, ha llegado el momento de recoger esa fruta, ese título. ¡Vamos!
Federico Santaella Pintado – @fedee__
Foto destacada: José López