Corría el año 2012, el FC Cartagena militaba en la Segunda División del fútbol español y venía de vivir tres años muy dulces, incluso rozando el ascenso a Primera. Sin embargo, la que resultaba la tercera temporada consecutiva en la liga de plata estaba siendo un absoluto horror, el Efesé cabalgaba directo hacia los puestos de descenso. En el mercado invernal llegó un delantero uruguayo, absolutamente desconocido para el público español, Nicolás Raimondi, un espigadisimo ariete uruguayo de 1’94 de altura. En esos momentos no existía transfermarkt, no existía Wyscout o plataformas similares que te desmenuzan al detalle cada característica del jugador.
Lo único que sabíamos de Raimondi era su monstruosa altura y que a sus 27 años ya había jugado en Uruguay, Chile, Bolivia, Perú, Grecia, Brasil, Italia, Chipre y Bulgaria. Un currículum un tanto… Exótico. Pues bien, a ‘Nico’ le bastaron unos segundos para enamorar al Cartagonova, en su debut ante el Recreativo de Huelva, ya que realizó un ejercicio de entrega, intensidad y garra, justamente lo que tanto adolecía el Efesé ese curso. Raimondi logró anotar 4 goles en Segunda con los albinegros, incluido en su debut, pero obviamente no fue suficiente para la permanencia.
Tras el descenso, se realizó una quema total de la plantilla, su desempeño le sirvió para quedarse en 2°B, el único, junto a Riau. Era tal la devoción por el gigante uruguayo que incluso fue el protagonista de la campana de abonos, con su cara en el carné de socio.
Nico Raimondi, con su gigantesca altura y su cara de malo de película era un tipo afable y cercano, era fácil reconocerle andando por la ciudad siempre acompañado de su mujer y su bebé. En la 12/13, en la categoría de bronce, estaba llamado a ser uno de los hombres referencia, sin embargo vio su puerta cerrada entre una serie continuada de lesiones y la tremenda explosión goleadora de Florian.
Llevaba todo el curso siendo suplente, limitándose a jugar los últimos minutos de diferentes encuentros, sin embargo Pacheta le alineó como titular por primera vez en la Jornada 20, en la visita del Cartagena al Albacete en un duelo por todo lo alto. Corría el minuto 30 y el partido continuaba con empate a 0, se iba a botar un córner y Raimondi tenía sus más y sus menos con Calle, al que se quitó de en medio con una agresión tremenda. En esa época no había VAR, ni falta que hizo, la vieron hasta sus familiares desde Uruguay.
Rápidamente Raimondi fue ordenado a abandonar el campo, pero la boca de vestuarios estaba en uno de los fondos, repletos de aficionados manchegos que, obviamente, estaban muy molestos con el entonces jugador albinegro. El uruguayo, lejos de obviar los insultos, se dirigió hacia la grada albaceteña y se fue directo hacia ese sector de aficionados, en una zona donde ni había vallas de protección, el ariete llegó a empujar levemente a un aficionado del Albacete y, con celeridad, la policía se tuvo que llevar al jugador a vestuarios para calmar la situación.
Por suerte, el Efesé logró imponerse por 0-2 en esa visita al Carlos Belmonte, sin embargo fue el principio del fin de Raimondi como albinegro. Lesiones, poca participación, sin suerte de cara a portería y… Autoexpulsado en un partido importante cuando le llegó su oportunidad. Permaneció con el equipo los siguientes meses, sin embargo su presencia en el campo fue testimonial. El ariete fue protagonista de un capítulo muy feo con nuestros hermanos de Albacete, sin embargo es un jugador del que los aficionados albinegros siempre tendremos buen recuerdo, con esos cánticos de «uruguayo, uruguayo» que resonaban en el Cartagonova tras cada episodio de garra de Raimondi. El ariete siempre ha tenido buenas palabras para el Efesé, hace unos años concedió una entrevista a Efesista y destacó que aquí encontró su lugar y su mejor experiencia como futbolista.
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