El míster del consenso

Si hablamos de fútbol, la imperfección es algo totalmente natural, pero suele costar muy caro. En 90’ equivocarse es algo que los jugadores y los técnicos no pueden permitirse, ya que aficionados, medios y redes sociales no suelen pasarlo por alto.

El FC Cartagena de la primera vuelta había sido un cúmulo de errores que ya no podían pasarse por alto. Por ello buscaron un entrenador nuevo y ocho incorporaciones que cambiasen el rumbo de un barco que iba derechito al iceberg.

La verdad es que yo estaba desilusionado con esta situación tan complicada, como muchos imagino. No creía que la afición fuese a aguantar la lógica transición que implica en una plantilla esta remodelación a media temporada. Me esperaba lo peor, la verdad. Pero por suerte para mí, me he equivocado en casi todo.

Luis Carrión ha caído de pie en Cartagena, un entorno que suele cargar con facilidad contra sus entrenadores (algunas veces con más motivos que otros). Luis venía de descender con el Numancia y, aunque sí que generó algunas suspicacias al principio, reconozco que esperaba muchas más voces críticas.  La realidad es que desde su primera rueda de prensa enganchó a casi todo el mundo. Y a los escépticos, como yo, nos convenció del todo en la segunda. Se había convertido en el míster del consenso.

El equipo ha logrado 5 de los últimos 12 puntos, unas cifras que a priori no son espectaculares, pero la mejoría, sobre todo mental, se ha notado desde su segundo partido. A nivel futbolístico aún necesitan varios partidos para estar totalmente conjuntados, porque al final esto es un equipo nuevo.

El primer partido acabó en derrota, pero la valentía que mostró en sala de prensa, no buscando excusas y reconociendo que la imagen había sido un desastre, me creó confianza. Al menos no buscaba excusas y decía las cosas claras.

El segundo partido y el tercer partido fueron lo que necesitábamos para volver a creer, nos convenció de que los jugadores estaban cambiando el chip.

Lejos del pesimismo, Luis nos aseguró que íbamos a tratar de comernos al Rayo Vallecano. Nosotros, que hace un mes y medio nos habríamos reído de él por esa afirmación prácticamente estábamos convencidos de que era una victoria segura. Al final no se pudo, pero la imagen, al menos la gran mayoría del partido, fue muy positiva. El propio Carrión comentaba tras el partido que “se nos han escapado vivos”, lo que denota una ambición que no se veía desde Munúa en el banquillo del Cartagena.

La figura del técnico ha sido la piedra angular de esta transformación, pero no hay que olvidarse de los futbolistas, los que estaban y los que han llegado.

Los últimos han sido un soplo de aire fresco, mientras que los que estaban se sienten más seguros al lado con jugadores como Raúl Navas, Pablo De Blasis o Ramon Azeez.

En definitiva, todo ha sumado para que sigamos en la pelea. Y lo que yo creía que podía ser una historia parecida a la del Titanic, puede acabar convirtiéndose en otra cosa, en un mal sueño con final feliz.

 

Foto destacada: Abel F. Ros (MARCA)
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Sobre Aitor Rubio González

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