Una de las anécdotas del partido fueron los pitos que recibió el extremo en su vuelta a Huesca.
Gallar no tuvo una salida fácil hacia Girona, salió de allí en los últimos días de mercado en un traspaso que no llegó a lo que pedía el club en un momento inicial, que eran 2 millones de euros (su clausula, y sin una despedida a través de redes sociales.
A pesar de ser un jugador que es historia de la entidad oscense, El Alcoraz hizo el famoso «ruido de viento» cada vez que tocaba el balón.