Ayer se hizo oficial algo, que nunca debería de haber pasado. El murcianista, Isaac Jové, fue nombrado segundo entrenador del filial.
Nada de malo tiene ser murcianista y acabar en el equipo rival o viceversa, se han dado casos en el pasado y habrán en el futuro, quizás el más próximo es el propio entrenador del filial, Pepe Aguilar, murcianista declarado, pero que no tuvo faltas de respeto a la afición que hoy le da de comer, como sí ha hecho Isaac Jové.
El primer error es de la propia directiva de la cantera y del club, ese tipo de personajes no pueden estar en ningún momento encima de la mesa, ni aunque lo pida el primer entrenador, y aunque lo esté (espero que por desconocimiento, aunque lo dudo), hay que descartarlo pronto ya que seguro que hay gente igual o más cualificada, hasta en el propio club, para cubrirlo. Gente cartagenera, efesista, que pueda retrasmitir esos valores que llevan por bandera la cantera y de los que siempre andan hablando. Pocos errores se pueden decir de la B&B, a mi parecer, y suelen cuidar estos detalles, pero esta vez no ha sido así.
Y por otro lado, el propio Isaac puede tener un poco de dignidad y no aceptar un puesto en el club en el que tanto desprecio demostró o al menos, como mínimo, pedir perdón una vez ha sido nombrado para ese puesto ya sea en redes sociales, igual que ha borrado tweets antiguos, o pedir una rueda de prensa. Y que no haya hecho esto, ya habla de por si de sus grandes aptitudes.
La respuesta de la afición ha sido unánime, exceptuando casos muy aislados, no es bienvenido en Cartagena. Es el momento de dar la cara, sobre todo el protagonista, y no dejar pasar el tiempo, como desde mi punto de vista se pretende, en una temporada en la que en tercera no se sabe si se jugará y mucho menos si habrá público.
Para resumir y como aficionado, no entiendo que un señor que tuvo faltas de respeto a otra afición sea el encargado de enseñar unos valores a la gente joven, y más si esa afición es la tuya propia. Y si se equivocó es fácil que te perdonen, simplemente, discúlpate por tu comportamiento o hazlo perfecto y dimite de un sitio en el que no te quieren.
Como leí ayer en redes: «Alguien que ha despreciado mi escudo no merece portarlo y menos pagarle para llevarlo».
Yo no soy quien para decirle a alguien que debe hacer, pero, Isaac Jové, como mínimo, pide un perdón sincero, que aunque sea tarde, algo hará.