Asistimos atónitos en los últimos días a una situación sin precedentes en la historia del fútbol sala cartagenero: la ruptura abierta entre el club y sus aficionados. A la nefasta planificación deportiva de esta temporada, cuyos resultados hablan por sí solos, se une la torpe gestión de unos dirigentes que han decidido que la culpa de los males del equipo la tienen la afición y algunos medios de comunicación, entre ellos ‘Efesista’.
Error de principiante y de novato: matar al mensajero. Ni en las crisis más importantes que ha habido a lo largo de las dos últimas décadas, se había visto una gestión de comunicación más soberbia y capciosa que la que viene abanderando su máximo responsable, Miguel Ángel Jiménez Bosque, que ha decidido como estrategia empresarial emprender una cruzada digital, nada menos que contra decenas de históricos aficionados y peñistas del club, esto es, contra el corazón y la razón de ser del mismo.
El señor Jiménez Bosque deja entrever que son precisamente estos aficionados los verdaderos culpables de que el equipo, a estas alturas de la película, apenas haya conseguido sólo un punto, y para más inri, haya sido derrotado en casa contra pronóstico frente a un mermado Zaragoza.
Entiende el presidente, dueño y propietario del club, que el hecho de que su vestuario esté dividido en dos bandos es culpa de los aficionados de toda la vida, de la tertulia ‘5 en Pista’ de ‘Efesista’ y de unos peñistas que, como también ha manifestado, ‘están deseando que el equipo pierda’.
Llegados a este punto, convendría poner en antecedentes a los rectores de este proyecto quién es la afición de Cartagena, habida cuenta que efectivamente no saben nada de la historia de este club, de sus antecedentes, y mucho menos, de su idiosincrasia.
La afición a la que ha bloqueado en las redes sociales es la misma que ha sido nombrada por 3 veces la ‘mejor afición de España’. Sí, señores Miguel Ángel Jiménez y Juan Giménez: 3 veces. Y sin ganar ni un solo título; una de ellas, por cierto, estando en Segunda División.
Decimos esto porque precisamente esta semana, esta afición que no es del gusto de estos señores, ha sido acusada de ‘resultadista’ por uno de sus jugadores franquicia en declaraciones a ‘Canal 24 Cartagena’. Miren, por aquí han pasado jugadores de talla mundial como Manoel Tobías, Lenisio, Simi y otros jugadores más humildes que se han dejado la vida y el corazón como Dani Blanco, Nacho, Rahali, Nilo y tantos otros.
Todos estos jugadores han tenido siempre una cosa en común: jamás han hecho declaraciones contra su afición; al contrario, la comunión entre jugadores y afición ha sido la razón de este sueño llamado fútbol sala. Ningún dirigente en su sano juicio, hubiera consentido unas declaraciones de este tipo.
El club confunde tocino y velocidad. Y lo confunde porque nadie en esta ciudad ha manifestado disconformidad alguna con su desembarco en el equipo; nadie ha objetado nada a que salven el equipo, a que inviertan en el mismo o a que hayan ayudado a remozar el Palacio de los Deportes, colaborando e impulsando su apertura; nadie en esta ciudad ha discrepado sobre que vengan jugadores de la talla de Batería, ni de que se apueste por un proyecto a largo plazo.
Pero señores, esto no da derecho de pernada para atacar de manera irresponsable al principal patrimonio que tiene este equipo desde sus inicios: su afición. Ni el peor de los gestores osaría poner en la picota y en el desfiladero a sus más fieles aficionados y peñistas, por muchas razones que creyesen tener.
No hay proyecto viable sin masa social y ésta ha sido atacada por su máximo responsable de manera directa y contundente. Los aficionados pueden entender una mala racha, pueden mostrar su disconformidad con el entrenador o con los jugadores, pero nunca van a comprender ni perdonar, ser señalados como responsables de los males del equipo, y mucho menos una hinchada como la de Cartagena, que puede presumir de pocos títulos, pero sí de muchos años de fútbol sala a sus espaldas.
Pensábamos que los dirigentes perseguían una profesionalización del club, una extrapolación de sus fantásticos resultados empresariales al mundo del fútbol sala, sin embargo, nada más lejos de la realidad. Nos encontramos con unos gestores que no sólo han sido incapaces de vender su producto a sus simpatizantes, sino que además, y en un alarde increíble e infantil, les han bloqueado y señalado en las redes sociales, aludiendo incluso de manera directa y personal a veteranos aficionados que han visto publicadas en redes sociales conversaciones privadas con sus dirigentes. Actitudes que no están a la altura de un club que dice mirarse en el espejo de equipos de la talla de Inter, Barcelona o el propio Palma.
Estas semanas hemos asistido asombrados a episodios lamentables en los que miembros del cuerpo técnico se dirigían presuntamente con insultos a aficionados de la grada, sin que por parte del club se haya emitido, al menos, una nota oficial de desmentido o de disculpas, en su caso. Otro ejemplo más de la pobre política de comunicación que se lleva a cabo, donde se omiten o se obvian informaciones tan sencillas como un parte médico.
Una política de comunicación basada en el amiguismo, en el blanqueo y en la adulación constante. Una política de comunicación que convierte a medios medianamente ‘críticos’ en determinadas circunstancias en enemigos públicos a señalar.
Tal vez sea preciso recordar a nuestros lectores y seguidores que ‘Efesista’ nació con vocación de ser la voz de la afición. Flaco favor les haríamos –y nos haríamos- si fuésemos el aparato oficial de transmisión del club. No es nuestro papel ni lo vamos a prestar. Si el club entiende que esta postura ataca sus intereses, está totalmente equivocado, si bien, también conoce perfectamente el camino de aquéllos medios que, en su total libertad y autonomía, deciden orientar la información del equipo de una manera más amable.
Honestamente, entendemos que el trato que este medio ha dispensado a los jugadores y entrenadores del equipo ha sido excepcional. La totalidad de la plantilla pasó el año pasado por nuestros micrófonos, algunos incluso repitieron. Se les ha tratado con absoluto respeto y, en ocasiones, incluso con admiración, pero ello no impide que se hable con claridad y de manera crítica de la actualidad del equipo, de aspectos en los que creemos el club se ha equivocado, y además, de frente y de cara, como ocurrió en la última tertulia donde tuvimos al gerente Juan Giménez analizando la actualidad del equipo.
Sepa el club que está en su perfecto derecho de vetar a ‘Efesista’ o a quien considere pertinente, de no enviar jugadores a las tertulias de fútbol sala. No nos castiga a nosotros, castiga a sus simpatizantes y abonados, que ven en nuestro medio una manera de acercarse a sus jugadores y al equipo. Nosotros seguiremos trabajando para ofrecer la mejor información con el máximo respeto y humildad, y ello con un solo objetivo: satisfacer a nuestros lectores, oyentes y seguidores.
Mientras tanto, el equipo de Efesista seguirá apoyando el deporte cartagenero, celebrando las victorias del Jimbee Cartagena y compartiendo sus éxitos con la afición del equipo. Por último, instamos a los dirigentes del club a la reflexión y a la autocrítica; que miren de puertas hacia dentro y no hacia fuera y que no busquen enemigos erróneos e ilusorios.
Han elegido el camino erróneo y se están equivocando de manera mayúscula; el club no va a crecer si ellos no meditan sobre sus errores y los enmiendan. A tiempo están, salvo que esto sea el pretexto y la coartada perfecta para anunciar una precipitada marcha. No lo deseamos ni lo comprenderíamos. Estamos ante una oportunidad de oro de poder hacer cosas grandes y bonitas en el fútbol sala cartagenero. En sus manos está que esto sea posible.