Jimbee se topa con la realidad

Utilizaban antiguamente los médicos de familia la expresión ‘mala pinta tiene la orina del enfermo’ para advertir a sus pacientes de cuantos problemas de salud se avecinaban, en ocasiones de envergadura.
Transcurridas diez jornadas de la que dicen es ‘la mejor Liga de Fútbol Sala del mundo’, presenta el Jimbee Cartagena el siguiente balance: 2 victorias, 3 empates y 5 derrotas.

Tal vez sea pronto para hacer saltar las alarmas, pero es cierto que el ‘enfermo’ presenta síntomas que no auguran nada halagüeño; parece como si de un plumazo se hubiese esfumado entre la afición la ilusión que se generó de manos del nuevo patrocinador, que vino a salvar al equipo ‘in extremis’ probablemente de una futura desaparición.

No seré quien niegue que la llegada de Jimbee al fútbol sala cartagenero ha sido una noticia excelente para quienes amamos este deporte y anhelamos una estabilidad deportiva e institucional para el equipo, más si cabe si se trata de una empresa de nuestra Comarca, algo que tanto echamos en falta históricamente en nuestra ciudad; sin embargo, ello no obsta para que podamos emitir una crítica constructiva y responsable de cuantas situaciones vienen acaeciendo en las últimas semanas en torno a la actualidad del equipo cartagenero.

La situación a nivel deportivo no es desde luego la esperada a estas alturas de la competición. A la precipitada y sorprendente destitución del técnico que en la pasada temporada nos llevó a la Copa de España, Juan Carlos Guillamón, se une una crisis de resultados y de juego que no ha cesado en las tres últimas jornadas con el nuevo técnico, André Brocanelo, a pesar de sus fuerzos por lograr alcanzar ese ‘revulsivo’ con el que los dirigentes de Jimbee justificaron la destitución del primero.

Seguramente nadie esperaba que fuésemos el equipo más goleado de toda la LNFS, con una media de 5 goles en contra por partido; como seguramente nadie esperaba que Levante, a quien vencimos 7-1 la pasada campaña, nos iba a derrotar en casa ayer por nada menos que 3-6; o que Naturpellet Segovia, colista, y a quien ganamos la temporada anterior por 5-2, nos iba a arañar un punto en el Palacio de los Deportes. De la gran victoria frente al Barsa por 5-2 nada que decir, pues seguramente representa a la perfección la regresión que ha sufrido el equipo, que no obstante arañó un meritorio empate hace un par de jornadas.

Una pequeña muestra que acredita que algo no marcha este año, que el bloque se ha diluido, o al menos lo parece, y que una plantilla tan extremadamente corta es un riesgo cuyas impredecibles consecuencias esfuman la inicial alegría de contar con jugadores de la talla de Batería o Eka, cuyo liderazgo se merma en escenarios a los que no están tan habituados, esto es, cuartos por la cola. Casi mejor no reseñar que hemos sido incapaces de vencer a ninguno de los 3 equipos que ocupan la posición de colistas en la tabla.

Sin embargo, y a pesar de lo anteriormente referenciado, hay algo que sí me resulta verdaderamente preocupante y que entiendo debe ser estudiado y analizado por la directiva del Jimbee Cartagena con carácter preferente. Vengo observando una cierta desconexión con el mayor y principal activo que tiene este club desde hace más de veinte años: su afición. Esa que ha sido nombrada en varias ocasiones como la ‘mejor de España’, esa afición que ha seguido a su equipo en las duras y en las maduras, que no ha dejado jamás de animar a sus jugadores aún en las situaciones más complicadas y que ha querido ilusionarse con este nuevo proyecto en la creencia de que la dupla “Jiménez-Giménez” era buena para el devenir del fútbol sala cartagenero.

Estoy convencido que ayer tomarían buena nota de lo acaecido en el Palacio de los Deportes, donde la leal afición se dirigía en pitos de manera firme y contundente contra esa ‘Batukada’ que no tiene cabida en nuestra idiosincrasia y en nuestra manera de ser; no se trata de reprochar en absoluto el trabajo de los integrantes de la misma, que a buen seguro hicieron un trabajo digno y profesional; se trata de escuchar a unos peñistas y a una veterana afición que no se encuentran cómodos en un escenario impuesto por quienes, de buena fé y con el objetivo de dar colorido y ambiente al Palacio, erran en sus pretensiones.

No podemos permitirnos que una peña como ‘Infierno Cartagenero’, que lleva recorriéndose España con el equipo durante años, tiren la toalla y decidan permanecer sentados durante toda la segunda parte del partido contra Levante. Y no podemos permitírnoslo porque es el momento de estar unidos, de contar con sus cánticos y su animación. Es el momento de apretar los dientes, de ayudar a nuestros jugadores y de sacar esta complicada situación adelante. No tengo ninguna duda de que los representantes de Jimbee Cartagena quieren lo mismo que sus aficionados, y para ello, deben hacer autocrítica y escuchar a una curtida hinchada que sólo anhela una cosa:
tener un equipo del que sentirse orgullosos.

Federico Santaella Pintado. @fedee

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