El proyecto de Paco Belmonte y Manolo Breis en el futbol Cartagenero fue fracaso antes que éxito. Para llegar al fútbol profesional antes se clavaron en el futbol de Cartagena jugadores arrodillados por no cobrar y el autogol de Zábaco, situaciones que el efesismo colocó en su memoria al lado de Getafe, Badajoz y Córdoba, todavía objeto de cabeza agachada en las conversaciones sobre lo que pudo ser y no fue. La llegada de la B&B, desde el primer minuto atacados y rechazados por los nidos de poder caducos del futbol cartagenero, significaron otro inicio (otro más), del futbol en Cartagena, tan deseado como necesario.
Obviamente, el ascenso de Málaga le dio legitimidad al nuevo proyecto de la ya bautizada B&B y al nuevo efesé. El equipo tardó muy pocas temporadas en convertirse en un verdadero negocio, apetecía rondarlo y se ficharon iconos como Rubén Castro, Pablo de Blasis o Toni Datkovic. Entonces, se superó la siempre complicada primera temporada y empezó la fiesta.
Y a una fiesta cómo esta, del fútbol profesional, quieren venir todos, a ver qué hay, o a ver que se puede pillar (en el más amplio sentido de la expresión). Y una vez tienes la fiesta montada y se te llena, quieres que sea más grande, traer a un DJ internacional que te han recomendado, que haya piscina, un catering de puta madre e invitar a tus colegas, que se traen a sus colegas y estos a los colegas de los colegas. De pronto desde Murcia piden palco, justo después de que el consejero comunitario insulte a toda tu ciudad, te piden asientos, ofrecen “conocimientos profundos del fútbol internacional” y el propio Ayuntamiento te pide fotos y sonrisas justo antes de echarte de la misma ciudad en la que juegas, la zona VIP del Business se te llena y todo el mundo quiere estar, que no aportar. El efesismo celebraba, pero no siempre fue así.
En las últimas décadas, el Cartagena ha pasado de un equipo desaparecido a ser el único equipo en el Fútbol Profesional de la Región, convirtiéndose en un modelo de gestión deportiva, pero la estructura organizativa detrás de las decisiones (de comunicación, comerciales y deportivas) ha ido al contrario. Al igual que muchos proyectos deportivos caídos, el F.C. Cartagena se equivoca al guardar sus secretos, al separar, permitiendo que pocos sean los elegidos que puedan conocer que pasa de verdad. El departamento de comunicación insiste y persiste en separar al aficionado del Club (estos chicos que venían ya ahora es mejor que se les diga que ya no pasan…), alguien te sugiere que hay que vestir más elegante y moderno para la fiesta y renuncias a tus símbolos, como son las rayas albinegras o la bandera, el equipo se va a trabajar fuera de la ciudad, y por momentos parece que lo primordial es integrar al Real Murcia y Murcia en el fútbol cartagenero. La fiesta es tan grande que los colegas que venían al principio ya no caben, su sitio lo ocupan aquellos que nunca te invitaron a las suyas, y los sientas a tu lado a tomar decisiones de qué hacer para que todo sea más; más rápido, más grande, más todo…todo menos más equipo de fútbol.
Y así, más allá del fútbol para dar al efesismo un nuevo comienzo, pensando que creaban el ascenso del Cartagena a la grandeza, terminamos asistiendo al declive y la caída. El nuevo comienzo te hace creer (o te hacen creer) que ya puedes crear inservibles y evidentemente deficitarias secciones deportivas (de todos los deportes imaginables), además de un filial que compita cara a cara con los filiales del Cádiz, o del Sevilla, o del Betis, pero prácticamente sin zagales de la propia Cartagena. Quieres crecer muy rápido, ya que ahora necesitas varios ambientes en la fiesta. Te rodeas de gente que crees que también quiere crecer, pero la realidad es que sólo están. Y que cuando monten otra fiesta a 50 km, van a dejar de venir a la tuya, que en la otra hay más estilo. O más solera.
Creo esto que no volverá a ser lo que era, pero no lo sé. Por supuesto que el fútbol aquí nunca va a morir y siempre habrá (el futbolero cartagenero ha resistido todo, y momentos mucho peores que este) pero el F.C. Cartagena seguramente será otra cosa. Entiendo que lo que pase con el efesé irá en proporción con lo que pase con esta directiva y de su capacidad de ponerse, ellos dos, a reconstruir esto; en el punto que estamos, ya no va a ser fácil, ahora además de los que llevan intentando echarlos desde que llegaron, se le han unido en la desilusión a los que han echado de la fiesta. Grada enfadada y apartada, recortes presupuestarios jodidos de aplicar, dañinas luchas intestinas y la dejadez en armar un equipo…la caparra consume poco a poco al efesé, porque está en la fiesta.
Un ejemplo claro de autodestrucción que está lastrando el futuro del equipo, un modelo desproporcionado que necesita de una profunda renovación para no dejarse morir, y adaptarlo a lo que es en realidad el F.C. Cartagena; un recién llegado que sólo (por el momento) debe centrarse en estar, temporada tras otra, en el fútbol profesional. Porque sin fútbol profesional, ya no hay fiesta que chupar. Mantener el equilibrio sobre la fina cuerda que une el crecimiento sostenible y la competitividad es una difícil tarea que la B&B ha equivocado en quién depositarla; es un hecho que la inflada y excesiva comisión deportiva no funciona, independientemente de las dificultades económicas, y el exceso de equipaje nos ha llevado al fondo.
No dudo de la gestión de Paco Belmonte y Manolo Breis, dudo de los demás que se han instalado ahí sean mínimamente útiles y necesarios. Estoy absolutamente convencido de que si la B&B saliera de Cartagena sería un error inmenso del efesismo; deben quedarse, pero deben quedarse ellos, hay que desparasitar el Club, limpiar el nido, vaciar la fiesta. Y digo error, porque al contrario de la revitalizada corriente queseapartenelasíatico, creo firmemente que Paco y Manolo son dos tíos honrados y muy, muy, muy currantes. La de este Club no es la mejor comisión deportiva de la historia del fútbol en Cartagena, pero esta sí es la mejor Directiva, la más cercana y la más honrada que yo he conocido en el fútbol cartagenero.
En este punto, el proyecto de Paco Belmonte y Manolo Breis en el fútbol Cartagenero fue éxito antes que fracaso. Otra vez darle la vuelta a todo, es absolutamente necesario. Pero con ellos, lo creo firmemente.
Ahora no, pero muchos estuvimos en las primeras fiestas aquellas que éramos muy pocos; en las que los organizadores se sentaban contigo a echar el gin-tonic y las discusiones eran cabrón tu cabrón yo. Cuando haya otra yo estaré, seguramente no seremos muchos, el local será otra vez pequeño, no habrá zona VIP, pero estará limpio y desparasitado.
Y volverá a ser divertida, seguro. Ya lo han hecho antes.
AMEN!!!!!