Cojo prestado el término del titular de este artículo, término que me encanta, al brillante Víctor Fernández de Cope Sevilla, y lo hago ahora porque ya no puedo más y doy gracias a que mi vida familiar y laboral no me permite tener demasiadas horas muertas para leer las sandeces que este verano he tenido que tragarme, por masoca, y que a día de hoy, aunque rara vez, sigo tragándome.
Resulta que ahora somos nosotros, los que no insultamos o faltamos a respeto en las redes, los mayores culpables de la nefasta situación clasificatoria del FC Cartagena, porque como no hemos faltado al respeto somos cómplices e igual que culpables que Belmonte y Breis.
Esos que caminan claramente hacia la idiocia, que supongo que en sus trabajos aceptarán de buen grado que gente externa y sin conocimiento le digan cómo tienen que hacer las cosas, que supongo que le dirán al carnicero cuál es la mejor manera de madurar o cortar la carne, y que por supuesto supongo que le dirán a los maestros de sus hijos cómo deben explicar los contenidos y cuántas tareas mandar, esos me dicen a mí que soy cómplice.
Porque no exijo que se vaya Belmonte y porque no exijo que se vaya Breis. Está claro que este año han hecho las cosas mal, rematadamente mal, no han hecho lo posible por mantener al mejor activo de la plantilla, que era Luis Carrión, han confeccionado mal la plantilla este verano, han hecho fichajes rarísimos como el del exfutbolista Jony Rodríguez, no han sabido explicar bien la razón de la precaria situación económica, y algunas cosas más. Y supongo, digo supongo porque no conozco los entresijos del club, que están pensando en soluciones, como por ejemplo el cambio de rumbo con la incorporación de Calero, y seguro que no será la última solución. Pero por favor, que llevan 8 años haciendo las cosas de manera casi intachable, que son los que han devuelto a Cartagena al fútbol profesional, que puede que sean con los que bajemos este año, si no cambia radicalmente la situación, pero son los que quiero que sigan siendo los que dirijan mi club, porque sé que serían ellos con los que volveríamos a subir.
Así que, como demuestra mi carné de palmero número 1, que igual que no contaron conmigo para el famoso «que se aparten», que no esperen contar conmigo tampoco ahora para exigir que se vayan. Y ojo, no niego que a lo mejor soy yo el que camino hacia la idiocia.