Histórica jornada la de ayer en el recién estrenado Palacio de los Deportes. No negaré que cierto halo de emoción embargaba a muchos de quienes acudieron a presenciar, por vez primera, el derbi por excelencia del fútbol sala nacional entre el Plásticos Romero de Cartagena y ElPozo Murcia.
Como quien estrena zapatos nuevos y como quien visita un lugar extraño, centenares de personas se iban acercando con la ilusión de un niño pequeño a ver ‘in situ’ el polémico y mediáticamente denominado “Palacio de los Horrores”. Atrás quedaban, al menos momentáneamente y aunque sea por un solo partido, años y años de promesas en los que cada temporada se prometía a la ciudadanía la apertura de unas instalaciones que han alcanzado la friolera cantidad de 21 millones de euros; cantidad ésta que no ha servido para disponer de uno de los mejores recintos deportivos de nuestro país.
Rodapiés rotos, una piscina que no es olímpica por escasos metros, una pista inservible, un gasto energético desmesurado por la opacidad del recinto, barras de hierro a la altura de las gradas… en suma, un auténtico despropósito que saltó a las cadenas de televisión nacionales para vergüenza y sonrojo de los habitantes de nuestra querida Trimilenaria.
Con este panorama, y a pesar de cuantos inconvenientes se barruntaban, cerca de tres mil aficionados se dispusieron a dar el mejor estreno posible al Palacio de los Deportes de todos los cartageneros. La ocasión lo merecía, el derbi por excelencia se disputaba en Cartagena ante las cámaras de TVE y nada menos que contra nuestro eterno rival, ElPozo Murcia.
La polémica en redes sociales por los precios marcados para el derbi se iba disipando con el acceso a las gradas de la familia del fútbol sala; caras conocidas en un lugar desconocido. Sonrisas de aprobación tras el esfuerzo hecho por la Concejalía de Deportes en estas últimas semanas, que había obrado el milagro: conseguir que el nuevo Palacio de los Deportes, aún con carencias, deslumbrara a la afición local y visitante. Poco a poco se fueron ubicando las peñas de nuestro equipo: allí estaban Infierno Cartagenero, Eterna Bombonera, Fiebre Albinegra y Eterno Capitán Javi Matía, así como infinidad de aficionados de toda la vida, de los que han crecido y sufrido con su equipo, algunos repescados para la ocasión, pero con el mismo sentimiento hacia su equipo de toda la vida.
Como si de la visita a una cancha ajena se tratare, se fueron situando los aficionados en sus nuevas butacas. Muchos dudaban… ¿a pie de pista?, ¿en primer anfiteatro?, ¿mejor en fondo? Dudas de quienes durante décadas habían sido propietarios de un porcentaje bien pequeño de nuestra Vieja Bombonera, donde todo el mundo sabía perfectamente qué lugar ocupar en su cálida y pequeña grada. No les miento si les digo que durante muchos minutos los cartageneros nos sentimos muy orgullosos de presentar en sociedad nuestro nuevo Pabellón, al mismo tiempo que nos lamentábamos de la incompetencia de quienes han permitido durante tantísimos años que una ciudad de más de doscientos mil habitantes no pudiera disfrutar de unas instalaciones deportivas dignas y a la altura de la mejor afición del fútbol sala en España.
Arrancaba el partido y sólo nos quedaba comprobar si la grada iba a vibrar como en su viejo pabellón. Difícil nos lo puso ElPozo, que se iba al descanso con un 0-3 a su favor. Todo hacía presagiar que el estreno del Palacio iba a ser tan frío como la gélida temperatura que imperaba en todo el pabellón, sin embargo, la segunda parte fue otro cuento y otra historia. Pareciera como si irrumpiera ese viejo espíritu del pabellón de Wsell de Guimbarda; de repente, dos ex jugadores de El Pozo Murcia, ahora en las filas de nuestro equipo, marcaron sendos goles que ponían patas arribas a la afición cartagenera. Juanpi y Fran Fernández, dos guerreros que se empeñaron en otorgar a Cartagena el estreno que nuestra afición merecía.
¡Cómo rugía el Palacio! La “Nueva Bombonera”, bautizaba quien suscribe en pleno directo de la retransmisión para Radio Marca, en la que los compañeros de Efesista y Cartagonia apenas podíamos articular palabra y escucharnos. Fantástica acústica la del nuevo pabellón. Tranquilidad para aquellos que dudábamos de que el nuevo escenario pudiese ser una caldera como lo era la Vieja Bombonera.
¡Y aún quedaba lo mejor! La Samba Brasileña se puso en marcha de la mano de Pelé; golazo que rompía las telarañas de la portería del equipo charcutero. Éxtasis local, creíamos en la victoria, el partido era nuestro… ¡ahora sí jugábamos en casa! Tensión final con ElPozo apretando… justo empate, inmejorable estreno.
Señores políticos, señores de la directiva del Plásticos Romero: queremos jugar en este pabellón. Merecemos jugar en el Palacio de los Deportes. Acondiciónenlo, pero Cartagena no merece ni un minuto más no poder disfrutar de unas instalaciones que a buen seguro van a hacer crecer el fútbol sala en nuestra ciudad y van a dar servicios a cientos de cartageneros que no merecen, en pleno siglo XXI, unas instalaciones de segunda en una ciudad de primera.