Tras el ascenso en clausura de Málaga, Borja Jiménez ya tenía su mente conectada a la realidad virtual que para él mismo representaba el final de la 2ªB y el inicio de una nueva era. Su propia Mátrix. Todo giraría en torno a su 4-3-3; necesitaba mediocentros para ese mediocampo (acabó teniendo ocho en la plantilla) pero no como Jurado que debía salir sí o sí, Cayarga era su extremo izquierdo así que también Elady debía salir de su mundo, quedaba buscar alguien que no fuera William, nunca de su gusto y lo de atrás, parecido. Sólo quedaba una cosa; buscar el sustituto para Lucas de Vega en ese esquema; el elegido. Y ese era Carrasquilla, ese jugador qué según sus propias palabras, “no estaba aún para jugar de mediocentro en 2ª división”. Pero ese mundo no es más que una construcción de códigos binarios, en este caso trivotarios.
El mundo virtual lo soporta todo, incluso que tus extremos no tengan gol (ni Cayarga, ni William, Gallar lo tienen en exceso, ya no digamos Nacho Gil, que ha marcado tres en sesenta partidos en 2ª), que tu mediocampista más avanzado no tenga ni último pase, ni regate, ni disparo, como Carrasquilla, o que renuncies a un mediocentro que de equilibrio defensivo, que ayude por alto y socorra a los centrales. Pero llegó un momento en el que ese mundo virtual diseñado, creado y mantenido por Borja empezó a dar fallos, como no podía ser de otra manera. Ese artificio creado por las máquinas que en su engaño tiene controlado al hombre mientras vive embaucado por la simulación, no funcionaba. Y contra el dominio tecnológico, la emancipación; la profecía del sabio Oráculo tenía sus elegidos; pero no estaban en ese mundo. La idea de un mundo irreal al que se lo percibe como real se sumergió en ese mundo virtual; y la realidad apareció como es.
Entonces Elady y Jurado empezaron a llamar desde teléfonos desconocidos y volvieron a entrar en Mátrix, y salir, y entrar. Y salir. Entonces, se nos apareció como es el fútbol real; el equipo necesitaba para funcionar cuatro atacantes, dos mediocentros, uno de ajuste de equlibrio defensivo y para crear peligro ofensivo, un mediapunta o segundo delantero. En el mundo real Elady volvía a jugar con gol, Rubén Castro tenía un acompañante y Gallar un socio. Y la realidad es que Carrasquilla es un mediocentro de manual, y que claro que puede jugar en Segunda División en su puesto natural, acompañado de Jurado, la escoba líder. Con cuatro arriba se abría espacio para jugadores como Simón o Harper. Y el Cartagena real en el mundo real, comenzó a puntuar. A ganar. Los puntos eran una realidad.

Ya instaurados disfrutones en el mundo real definido por el 4-4-2 en ocasiones 4-2-3-1 llegó el Logroñés al Cartagonova. Y cual agente Smith, un cabezazo al final del partido quiso llevarnos de nuevo a la simulación. Entonces Borja Jiménez tuvo que elegir entre la pastilla roja y la azul, o salir de ese mundo real para regresar a su propio mundo simulado que parecía ya olvidado, o seguir en el real. Tomar la pastilla roja o la azul. Y eligió la azul. Volver a su mundo irreal, el inventado, el que él quiere que sea pero que no existe.
Y se volvió al trivote, a seguir incansablemente el dictado del Oráculo guardioliano y seguir buscando a Neo, el elegido. No era Carrasquilla, y lo buscó con Lozano en Castellón, pero tampoco lo era… Y quiso verlo en Aguza contra el Espanyol. Evidentemente tampoco. Y ahí seguirá, en su mundo virtual buscando al elegido acumulando derrota tras derrota, coleccionando goles en contra, perdiendo puntos; desde que tomó la pastilla azul uno de quince, cuatro derrotas y un empate. Irreductible. Mientras, en el mundo real el aficionado sigue llamando desde cabinas reales a redes virtuales intentando sacar a los jugadores, nuestra tripulación de la Nebicaneser de allí, pero sin conseguirlo.
En la escena final de Matrix Neo está de vuelta en el mundo virtual, y habla por teléfono para decirle a las máquinas dominantes que ahora las cosas van a cambiar y que va enseñar a la gente “lo que no quieren que vean”. Ojalá a nosotros no acaben enseñándonos eso que no queremos ver; esa 2ªB PRO cada vez más real.