Llegó aquí rebotado, rescatado mediante cesión del olvido que supuso que el UCAM jugara en segunda el invierno pasado. Cedido hasta final de temporada, el extremo de 22 años había conseguido llegar a un club con aspiraciones como el católico en 2015 después de marcar 17 goles en el Plus Ultra de Tercera División, y parecía que tenía futuro. Pero la pasada temporada durante la primera vuelta no tuvo hueco en la plantilla murciana y se vino la cesión para que no se cortara su progresión, y el efesé parecía una buena opción. El Cartagena y su afición lo adoptó, con cariño. Le perdonó su manifiesta incapacidad para mantenerse en pie. Sus continuas decisiones erróneas. Su individualidad. Lo desesperante que era que le faltara fuerza para llegar a portería cuando chutaba. Aun así, el Cartagonova le tenía cariño, como a ese hijo que sabes que es que no da para más, pero aun así lo animas. “No le digas eso al crío, no le pites, joer…pobretico”.
Pero los niños ya sabemos cómo son. Y el crío pilló una rabieta. A los que somos padres nos suena; los pequeñajos pillan rabietas sin razón ni sentido. Simplemente se enfadan y ya está, a veces no hay manera, se ponen imposibles. Pero hace unos años, una cadena de televisión encontró la solución: Supernanny.
Supernanny (una señora que andaba muy recta de mirada penetrante llamada Rocío Ramos-Paúl) fue un programa de televisión emitido por la cadena de televisión Cuatro. Era un programa de entretenimiento que tenía un claro fin educativo ya que en él se ayudada a padres y madres de familia a saber educar a sus hijos con el fin de corregir sus problemas de conducta, un formato exportado e importado hasta la saciedad al comprobar su éxito. Los críos son así y de vez en cuando cogen rabietas, Rocío sabe de esto. Llámala.
Cuando en el partido copero entró al campo, fue recibido con aplausos desde la grada como muestra de cariño, casi ánimo. Entonces hizo algo que jamás nos pudimos imaginar, marcó un gol. Y en lugar de alegrarse cual día de Reyes, pues pilló una rabieta, y la expresó besándose el escudo varias veces y con gestos ofensivos y pedorretas a la grada, donde los padres se miraban unos a otros y se preguntaban “¿y a este qué le pasa?”. Isi Ros acabaría castigado a causa de una primera tarjeta en el minuto 89 y una segunda que acabó mandándolo al rincón de pensar. Antes ya había roto el juguete en una banda que precedió al gol de Jesús Álvaro que mandó al UCAM a la cama sin cenar. Muchos pensamos que tras la expulsión iba coger el balón y llevárselo diciendo que era suyo.
Solo Supernanny puede explicarnos (y dar solución) a comportamientos como el que tuvo Isi Ros en el Cartagonova. Es evidente que le está costando, el sábado en el partido de Murcia todavía le duraba, pero confiemos en que sea capaz de conseguirlo para el partido de la segunda vuelta en el Cartagonova…
Porque lo hará, sin duda. Yo he visto pasar por ese programa a auténticos demonios poseídos cual Regan de cuatro años, y acababan siendo adorables críos que llegaban solo a traviesos. Lo que era Isi Ros antes de venir al Cartagonova para sentarse en el banquillo de un partido de Copa del Rey. Un pequeño niño travieso al que le teníamos cariño. Casi penica.