Una de las noticias más destacas del mercado veraniego en la Región, fue el fichaje de Fernando Llorente por el Real Murcia. El centrocampista segoviano aterrizó en Cartagena en enero de 2017, procedente del Poli Timisoara rumano.
Firmó por 6 meses, con opción a otra temporada más si el equipo albinegro conseguía el ascenso. Llorente entró con el pie derecho, teniendo mucho acierto de cara a portería, dando puntos importantes al Efesé con sus goles, hasta 7 tantos llegó a sumar. Una vez alcanzada esa cifra, su aportación al equipo fue muy baja, con el paso de las jornadas acabó teniendo un rol secundario.
El Cartagena quedó eliminado en 2ª Ronda de PlayOffs y Llorente quedó libre.
Apenas unos días después, fue firmado por el Real Murcia, que apostó fuerte por él, siendo presentado a bombo y platillo. El equipo grana esperaba un rendimiento similar al que ofreció en Cartagena.
Sin embargo, las cosas no han salido tan bien como podía esperar el segoviano. Comenzó la temporada siendo un habitual en el once de Sanlúcar, sin embargo, con el paso de las jornadas, su bajo nivel y los malos resultados, se vio condenado al banquillo. Tras la destitución de Sanlúcar, cogió el banquillo Basadre (técnico del Cartagena B la pasada campaña), el cual le había visto de cerca el año pasado, e intentó darle confianza alineándole en distintas ocasiones, pero tampoco funcionó. Salmerón también trató de rescatarle, dándole la posibilidad de salir de inicio hasta en 5 ocasiones, pero su aportación no fue suficiente.
Esta semana, la disciplina grana le comunicaba a Fernando Llorente que no iban a seguir contando con él, alegando su alta ficha y su bajo rendimiento como principales motivos tras disputar 13 partidos con la grana. Su nuevo destino es el Mirandés, segundo clasificado del Grupo II, donde coincidirá de nuevo con Limones.