Quería escribir algo, unas pocas líneas porque hace tiempo que no os cuento nada y porque tampoco tengo ánimo para mucho más.
Supongo que es normal que el cuerpo, después de haber recibido un palo gordo active sus mecanismos de autodefensa con la única finalidad de no volver a padecer una sensación similar. Una vez escuché que cuando alguien tiene algún problema, algo que le inquieta o le preocupa demasiado, el propio organismo genera dolores físicos (dolor de barriga, de cabeza y demás) como mecanismo de autodefensa ya que para el propio cuerpo es preferible estar “preocupado” por el dolor físico que por dicha incomodidad psicológica, la cual le resulta más difícil de sobrellevar.
Y es que ayer me percaté de que inconscientemente estas semanas estoy bastante menos activo en redes sociales, a penas escribo en ellas y prácticamente no las leo desde aquel partido de Majadahonda que a todos nos ha afectado tan profundamente. Fue un golpe demasiado duro al cual creo que, todavía a día de hoy, no hemos sido capaces de sobreponernos, pero nadie, ni jugadores, ni técnicos, ni aficionados, ni prensa… todos tenemos aún la herida de Majadahonda demasiado abierta y nos está costando curarla.
Ayer me preguntaban que si estaba nervioso por el partido y sinceramente lo estaba pero no tanto, es más, apagué el teléfono durante el día y no quise saber nada del partido hasta las 8 de la tarde que acabó el cumple de mi niño y fue cuando me puse a ver el fútbol, ya con un poco de demora, y sin tener ni idea de lo que había acontecido.
Ojalá el domingo nos llevemos una alegría porque ya nos toca, pero siendo sincero no espero demasiado. No veo al equipo entero físicamente, es más, lo veo muy cascado, sin fuerzas y lo que es peor, sin ideas. Lo veo atenazado, como si la losa de Majadahonda pesara demasiado y todavía no se la hubieran podido sacar de encima. En cierto modo hay razón para ello, el golpe fue muy duro, demasiado están haciendo que estamos en el último partido todavía con posibilidades de jugarnos el ascenso en nuestra casa y eso es de admirar.
Ahora la suerte está echada, la plantilla es la que hay y está como está. A nosotros como aficionados sólo nos queda dar el último empujón, sacar nuestra entrada y dar todo los que nos queda dentro para intentar aprovechar esta última oportunidad. Eso sí, creo que no me va a costar la salud, mi cuerpo ha dicho basta.