Un sector muy concreto de la afición del Cartagena tiene una percepción muy extraña de lo que es querer a su equipo. En la mayoría de lugares, la pasión futbolística se vive con incondicionalidad, sin intentar dinamitar a la entidad por dentro. Pero aquí, algunos, no lo entienden. Y que no se confunda nadie: NO hablo de que no se pueda criticar nada. De hecho se deben criticar las cosas cuando no están bien hechas. Un club en el que la afición no se expresa es un club muerto. Pero eso no significa que haya carta blanca para decir cualquier barbaridad que se le pase a uno por la cabeza.
La frase de “quien más te quiere, te hará sufrir” la cumplimos al pie de la letra.
Para ejemplificar esto con claridad me voy a poner a mí mismo como ejemplo: yo fui muy crítico con la decisión de mantener a Borja Jiménez en un banquillo que ya no le pertenecía, ni por convicción propia, ni por apoyo de los futbolistas o afición. También soy de los que no están contentos con la gestión de altas y bajas del mercado estival, ni por la confección de la plantilla. Pero es que eso no quita que la gestión del club en los últimos años haya sido intachable. Se han multiplicado exponencialmente los ingresos por patrocinios, se ha conseguido unificar a muchos de los clubes deportivos de la ciudad bajo el paraguas del FC Cartagena, se sigue mejorando el estadio y el proyecto de la ciudad deportiva parece cuestión de tiempo.
Desde la llegada de la B&B, el equipo no ha dejado de cosechar éxitos: cogieron a un equipo al borde del precipicio y en poco más de un lustro nos han devuelto al fútbol profesional. ¿Quién nos habría dicho a nosotros en la eliminatoria contra Las Palmas Atlético que solo dos años después íbamos a estar peleando el ascenso de categoría con buen fútbol y plantillas de altísimo nivel?
Todo esto no es nuevo. Paradójicamente nos hacemos el harakiri al menos una vez al año. Y aún así seguimos vivos. Cuando no es por un director deportivo, es por el Business; cuando no es por el fichaje de un ‘9’, es por confiar en un técnico sin experiencia en la categoría como Pepe Aguilar.
Aquí todo es válido para lanzar una granada en el centro del Cartagonova y esperar a ver qué pasa. Normalmente no sucede nada porque el club calla y sigue trabajando. Pero puede ser que llegue un punto en el que consideren que esto ya no les motiva a seguir y entonces sí se cumplan las conspiraciones de algún que otro tuitero que hablaba de una futura venta del club.
La clave para el desarrollo de un club es la estabilidad institucional y existen cientos de casos que demuestran esto a pequeña y gran escala: Córdoba, Real Murcia, FC Barcelona… han sufrido por culpa de malos dirigentes y por sus problemas institucionales.
¿De verdad queremos volver a eso?
Tenemos a dos tíos que, de una u otra forma, han peleado para lograr algo que no podíamos ni soñar antes de su llegada. Harán cosas mal, como todos en nuestro trabajo, pero el compromiso que han demostrado está absolutamente fuera de duda.