Juan Carlos Ceballos Pinto (Barcelona, España, 7 de abril de 1983) ya era jugador del Cartagena antes de que fichara por el Cartagena por primera vez para la temporada 2012/2013 desde Badalona, aunque él todavía no lo supiera. Que venía con las rayas del Español, cierto. Que a veces el azul parece casi negro, también.
En 2014, cuando Mariano Sánchez (MARIANO ES DIOS) se retiraba del fútbol después de 9 temporadas y más de 300 partidos defendiendo la elástica albinegra, todos nos quedamos huérfanos. Después de encajar, esta afición injustamente tratada de quemasangres, ingrata, injusta y sin criterio, miró al vestuario buscando un nuevo guía; y elegimos a Ceballos. Y lo hicimos porque ese sexto sentido del cartagenero nos decía que ese tipo de Barcelona, de barrio, de ciudad costera, rudo y valiente, era uno de los nuestros. Que a Ceballos te lo encontrabas en el Pinacho tomando café, comiendo pulpo en los Techos Bajos, sardinas en el Club de Regatas, o cerveceando en el Gato, y encajaba perfectamente en el entorno, con lo nuestro. Además, era una fiera defendiendo la camiseta de nuestro equipo y un muy muy buen futbolista. Pero sospecho que para nosotros, tan “especiales” a veces, que jugara al fútbol bien o regular en esta ocasión era casi lo de menos, ¿verdad?
Y vaya, resulta que elegimos cojonudamente. Juan Carlos Ceballos era capitán del efesé incluso antes de que se le adjudicara el brazalete del efesé, seguramente ya lo era incluso sin brazalete. Seguramente eso tampoco lo sabía.
En su segunda etapa en el club albinegro en 2014/15 cuando el club casi desciende a Tercera, Ceballos demostró que no nos equivocábamos, pues emergió como mucho más que un futbolista, mucho más que un capitán; cogió la bandera del efesismo y la mantuvo a pulso sin dejarla caer hasta que no se alcanzó permanencia, y con ello, la subsistencia del club, aunque muchos se empeñen en negarlo. Si ese año se desciende, el Cartagena desaparece, se liquida (administrador concursal dixit). Todo lo sufrido por nosotros esa temporada queda plasmada en las imágenes del capitán ese día en el momento en el que el arbitro pitó el final del partido en Las Palmas. En ese momento, Juan Carlos Ceballos subió al altar albinegro donde ya están Mariano Sánchez, Arango o Sagarduy. Y ahí se va a quedar. Se puso al frente del un Club descabezado, de unos compañeros a veces desmotivados, de una afición desesperada. Y se convirtió el el cabecilla de un grupo de jugadores (Luque, Hevia, Limones…) que guiados por otro tótem, Palomeque, salvó la vida de este Club. Y lo dejó en la vía donde está ahora. Paco Belmonte y Manolo Breis saben lo que tienen que agradecerle a Juan Carlos Ceballos, y no tratan de ocultarlo. Tampoco podrían.
Cuando lo conocí en persona, en la agonía final de la temporada desastre provocada por el binomio Sporto – Manzano, todavía tenía un pequeño fallo, que supongo no le molestará que cuente. Coincidimos en la cena de despedida de temporada de Efesistaapp y él vino como invitado. Al final de la cena, pues lo normal; ronda de asiáticos. Entonces él preguntó qué era eso; resultaba que aún no lo había probado. Evidentemente, yo no podía dejar aquello así, por lo que le prometí que le regalaría un kit de los que se empezaban a comercializar entonces con todo lo necesario para hacer cafés asiáticos en casa, receta paso a paso incluida, y así fue.
Creo que ahora le salen de la hostia. Pero es que claro, Juan Carlos Ceballos, como buen cartagenero, ya sabía hacer asiáticos antes de saber lo que era un asiático. Pero eso tampoco lo sabía.
PD. Capitán, te esperamos de vuelta para celebrar el ascenso. El asiático que nos lo hagan. Pago yo.