El fútbol es un deporte que no entiende de justicias poéticas, ya que si así fuese, el FC Cartagena ya estaría en superior categoría… pero por infortunios varios del destino no lo está, y por ello, y para seguir insistiendo en el intento, toca renovarse, toca mover cartas, cambiar cromos, toca emprender un nuevo giro, otra vuelta de tuerca, un cambio de ciclo… obligado.
En este mundillo del fútbol dar con esa tecla exitosa que te asegure obtener tu propósito, está asociado en innumerables ocasiones, aparte del trabajo bien hecho, a aliarse con la encarnación del azar y la suerte, la diosa Fortuna. Por desdicha, este factor nos ha sido esquivo en generaciones.
En el FC Cartagena en los últimos años, bajo mi punto de vista, se están haciendo bastante bien las tareas a nivel deportivo e institucional, confeccionándose plantillas competitivas que han permitido alcanzar puestos nobles en la tabla clasificatoria. Si analizamos el bagaje de réditos deportivos desde la llegada de Paco Belmonte y Manolo Breis -una vez superado el playout de descenso- en los últimos 4 años se ha clasificado 7º, 4º, 1º y 2º, siendo el único equipo de Segunda B que ha jugado tres playoff de ascenso consecutivos en ese cuatrienio.
Desde la entrada de la doble B al club cartagenero, se fijó como objetivo dar el salto de categoría, y para ello se ha ido seleccionando un plantel de jugadores que han dejado a la entidad albinegra en disposición de luchar por ello. Por esas plantillas iniciales pasaron jugadores como Juan Carlos Ceballos, Juanlu Hens, Quique Rivero, Limones, Juan Carlos Menudo, Gonzalo Verdú… Como no se conseguía el objetivo marcado, pese a llevar varios años la mayoría de ellos, hubo que hacer un cambio de ciclo.
En los últimos 4 años ha habido tres jugadores que han estado en nómina dentro del plantel blanquinegro: Moisés, Jesús Álvaro y Cristo Martín. Por otro lado, Óscar Ramírez lo ha sido en el último trienio, mientras que Rubén Cruz y Aketxe lo han sido en las dos últimas campañas. Desafortunadamente y pese a aportarle mucho al FC Cartagena, el objetivo sigue sin conseguirse, y es por ello que desde la cúpula de la nave albinegra se haya optado por volver a reestructurar el grupo de futbolistas que deben de intentar, con savia nueva y fresca, y liderados por el lebrijano Miguel Ángel Cordero-salvo sorpresa, será el jugador de más antigüedad en el club con ficha Sénior-, conseguir lo que con ciclos anteriores no se materializó, el tan ansiado ascenso de categoría.
Muchos pensarán que dejar marchar a tal o cual jugador no es lo correcto, pero hay que pensar también que con ellos durante estos 4 años, por x o por y, tampoco se ha conseguido el objetivo marcado. Algunos de esos jugadores, “capos” del vestuario, bajo mi punto de vista ya estaban restando más que sumando. Como se suele decir: gracias por los servicios prestados y suerte en el futuro (excepto cuando se enfrenten al Cartagena).
La purga en el vestuario albinegro va a ser superlativa, y pese a desprenderse de jugadores importantes, yo la veo hasta necesaria si se quiere progresar. Toca pasar otra página. Toca cerrar un ciclo casi por obligación. Una puerta se cierra, otra se abre. Fin de ciclo. Comienza un nuevo ciclo.