El pasado sábado fue uno de los días más mágicos que ha podido vivir un seguidor del FC Cartagena en las últimas décadas. Daba igual el resultado, daba igual la posición clasificatoria, el Efesé ya había ganado «su partido» el pasado lunes consiguiendo movilizar a más de 1.200 personas hacia Albacete vendiendo todas las entradas disponibles (y más) en apenas 4 horas.
Partió con ilusión la afición cartagenera desde bien pronto, para empezar la fiesta cuanto antes, ya fuese en los buses desplegados por la Federación de Peñas del FC Cartagena o en sus propios vehículos. A las 12 de la mañana ya centenares de cartageneros se encontraban en la fanzone que tenía desplegado el Albacete junto a su Ciudad Deportiva, los albinegros se fundieron con la afición manchega y disfrutaron juntos de un día histórico para ambas fanaticadas. La fiesta se extendía por toda la ciudad, los cartageneros salieron rumbo al hotel donde estaban alojados los jugadores del Efesé para animarles antes de partir hacia el estadio, mientras los efesistas llegaban al hotel, miles de albaceteños disfrutaban por las calles, comiendo en restaurantes de la zona, animando a su equipo e incluso cantando junto a los aficionados del Cartagena.
La marea albinegra llegó al hotel, donde ya Sivori y Manolo Breis salían con una sonrisa en la cara para ver la que estaba liando su afición para recibirles (pd: Manolo, queremos repetirlo este domingo ante el Burgos). Familias enteras, grupos de amigos, parejas ancianas o niños que prácticamente hace unos días acababan de aprender a hablar se agolpaban en la avenida principal de Albacete y cantaban, botaban y se contagiaban de la fiebre albinegra, Ya, sin importar el resultado, el Efesé había ganado por lo que esta tarde supondrá para tantos chavales que viven sus primeros años siguiendo a su club o por aquellos que vivieron en sus carnes los Córdoba, Vecindario, Las Palmas, Majadahonda, Extremadura, Ponferradina… Jugadores y cuerpo técnico salieron uno a uno mientras los cánticos retumbaban por toda la calle para hacerles llegar al partido como una moto.
Tras la salida del bus de jugadores en dirección al estadio, la fiesta no paró, la afición realizó un espectacular corteo desde esa avenida hasta el estadio, un corteo al que hasta el más tranquilo de los aficionados se animó a participar, contagiado por el tremendo ambiente. Tras varios minutos por las calles, la afición del Efesé, que no paraba de desplegar cánticos y alzar sus bufandas, se cruzó con la del Albacete, que venía de hacer lo propio con el autobús de sus jugadores. Ambas aficiones se volvieron a fundir, compartiendo cánticos y deseando suerte al otro equipo.
Ya metidos en el Carlos Belmonte, la afición seguía a tope para seguir contagiando este ánimo positivo a su equipo. Los aficionados cartageneros poblaron las más de 1.200 butacas que el Albacete les cedió en el quesito de visitantes y una parte de tribuna, además de otros 200-300 efesistas que lograron conseguir alguna entrada en la zona local. La marea albinegra no dejó de apoyar durante los 100 minutos que duró el partido, muy bien guiados por una representación de la Curva Vickers que se colocó en las primeras filas, todo el sector visitante repitió los cánticos y animó sin cesar a pesar de que el equipo no tuvo su mejor día.
Si bien no se consiguió la victoria, el empate deja aún todo por resolver y con el ‘goalaverage‘ favorable para el Cartagena, aún así, nada podrá eclipsar el increíble día que pasó la parroquía albinegra en este desplazamiento masivo, una de esas tardes que, definitivamente, ayuda a enganchar a más y más enfermos para la causa efesista.