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Ayer se escribió un nuevo capítulo para la historia del deporte cartagenero, y es que el FC Cartagena logró traspasar una barrera con la que llevaban chocándose durante años, los albinegros por fin consiguieron el ascenso de categoría de su filial y son nuevo equipo de Segunda RFEF. Sí que es cierto que es el cuarto escalón del fútbol español (donde los icues militaban hace 2 cursos) pero con la reestructuración de categorías, se ha conseguido profesionalizar un poco más, hay menos equipos y la diferencia con categorías superiores es algo menor.
Pero, vaya si costó conseguir este hito. Parecía todo en contra, desde hace tiempo. El Cartagena B bajó revoluciones durante la segunda vuelta, siendo muy irregulares y con varios tropiezos que les llevaron a olvidarse del ascenso directo que otorgaba la primera plaza de la tabla, sin embargo, lograron acabar segundos, superaron a La Unión (de Palomeque y Sergio Jiménez) y al Racing Murcia y tras pasar estas dos eliminatorias volvían a estar a 90 minutos del ascenso, al igual que la pasada campaña. Parecía que iba a empezar a torcerse la cosa ya durante el sorteo… cayeron emparejados ante el Lealtad de Villaviciosa (teóricamente un rival más débil, de hecho, el sábado fueron eliminados), sin embargo el sorteo se tuvo que repetir por un error de la RFEF y esta vez la suerte les emparejó con el Quintanar del Rey, de Víctor Curto, Carlos Molina, Antonio Megías y Luis Verdú (¡imaginad ese equipo en 2016!), un conjunto de jugadores muy experimentados, que también jugaban en césped artificial, igual que el estadio que acogió esta eliminatoria. El partido de ayer domingo empezó con los cartageneros teniendo el control del juego, pero sin concretar esto en forma de ocasiones, cosa que si hacía el rival, que de hecho, lograron el 1-0 en el minuto 21. Por suerte, un inspirado Sergio Díaz, arquero del B, logró evitar que la desventaja fuese más grande en la primera mitad.
Desde bien pequeño me he quejado de lo ‘agoreros’ que son los mayores en Cartagena; siempre me recordaban sus peliculitas de lo ‘desgraciados’ que hemos sido siempre históricamente en esta ciudad. Uno, quizá por inocencia, nunca ha querido creer en esa mala suerte, pero conforme pasan los años y vas viviendo alguna de esas nuevas páginas negras… empiezas a pensar que quizá sí que sea cierto. Te acuerdas de incluso episodios recientes, ese intento fallido de ascenso del filial el año pasado en el Mar Menor, en un partido donde las tuvieron de todos los colores, o incluso en basket, donde hace apenas un mes, el FC Cartagena CB caía eliminado de PlayOffs tras un encuentro que dominaron durante su totalidad. Pero bueno, uno aún en su ya dañada inocencia, piensa en que la suerte (o más bien, el trabajo que hay detrás) estará con nosotros esta vez.
Pasaban los minutos y parecía torcerse más la película; el killer, el cartagenero Josema, con 23 goles a sus espaldas este curso, se tenía que retirar de urgencia a mitad de partido tras fracturarse cúbito y radio. Seguía cayendo la arena en el reloj, los de Pepe Aguilar seguían increíblemente fieles a su idea, tocando con paciencia y madurando cada jugada. En una de esas empezó a cambiar todo, minuto 76, Samu Mayo tocaba con tranquilidad, abría a banda izquierda, centro al área… y el chaval del Juvenil A, De Pedro, entraba para rematar con todo y poner las tablas. Estalló el estadio, los icues se liberaron y fueron a por el ascenso, aunque finalmente tuvo que llegar la prórroga. En Alcoy tuvimos el resbalón de Fernando Martín, en Málaga nos fuimos a una tanda de penaltis para subir… ¿Cómo no iba a haber picante en este partido? Pues el Quintanar marcó el gol más fantasma que recuerdo haber visto en muchos años. Un disparo rival traspasó claramente la línea, Sergio despejó desde dentro de la portería, pero… ni el árbitro ni el línea lo vieron, aquí no había pasado nada. Llegábamos a la segunda parte de la prórroga, ambos equipos se descentraron un poco tras esta acción, y aquí íbamos a vivir el episodio para saber, que la historia está cambiando en Cartagena. Lo que sí que queda claro, es que las cosas aquí, o se hacen sufriendo, o no se hacen.
La cogió Dani Albiar, que como bien destaca Rubén Serrano en su crónica en La Verdad, es un jugador cartagenero que se vio obligado a buscarse las habichuelas fuera de casa, en Almería, para poder crecer en su carrera futbolística y que ahora, en su vuelta, puede demostrar que el Efesé es capaz de retener a sus talentos para que lleguen a ser profesionales en casa. Albiar vio totalmente desprevenida a la defensa rival, cargó la pierna y con una excelente ‘folha seca’ desde más de 35 metros, sorprendió al portero rival. No fue suerte, no fue casualidad, los albinegros buscaron el gol desde posiciones lejanas en distintas ocasiones, era algo que estaba más que estudiado. Ese gol, ese momento, pasará a la historia, pues coloca a los icues en la actualmente llamada Segunda RFEF, donde compartirán grupo con clubes de la entidad de Hércules CF, Melilla, Recreativo Granada o UCAM Murcia (también se podría sumar el Real Murcia, en caso de no conseguir el ascenso el siguiente fin de semana), equipos con los que el primer equipo se ha visto obligado a jugar durante prácticamente una década en 2B, para que nos pongamos en situación.
Un enorme triunfo del proyecto de bases de Paco Belmonte, Manolo Breis, Pepe Aguilar, Javi Madrid y el resto de encargados de la cantera, que han logrado levantar un proyecto faraónico de la nada. Lejos queda ese Cartagena de hace 7 años, que ni tenía filial, y que tenía que ir buscando acuerdos de filiación con equipos del municipio para hacer el apaño. El ascenso del B, y la permanencia del Juvenil A en División de Honor, son dos gestas que resaltan el presente que tiene el FC Cartagena, pero especialmente el futuro que tiene este club. Salud y Efesé.
